miércoles, 11 de febrero de 2009

La maraña de la sentencia EpC

El fallo del Tribunal Supremo incluirá la recomendación de modificar los contenidos

La tan esperada sentencia EpC ya se ha hecho pública. O, al menos, un resumen del fallo. El Tribunal Supremo emitió un escueto comunicado desestimando la objeción en los cuatro casos presentados, pero abriendo la puerta a posibles casos en los que sí se lesione los derechos de los padres. A pesar de que el Gobierno ha presentado el caso como la derrota de los anti-EpC, la sentencia incluirá la recomendación de modificar los contenidos. Tras la maraña de dimes y diretes, llegará la victoria de los objetores

El resumen del fallo del Supremo ha sido presentado de forma equívoca para desarticular el movimiento objetor
Sólo había transcurrido poco más de una hora desde que algunos medios de comunicación filtraron el contenido de la Nota de Prensa con la que el Tribunal Supremo daba a conocer, el pasado miércoles, un resumen de la sentencia EpC. La ministra Mercedes Cabrera convocaba una rueda de prensa y anunciaba, a través de un video grabado y colgado en Internet, su satisfacción por el fallo del Supremo que, según ella, hacía de Educación para la ciudadanía «una asignatura como cualquier otra», e instaba a todos los alumnos objetores a entrar en clase cuando se impartiese la polémica materia. La sorpresa entre medios de comunicación y plataformas objetoras llegó al saber que el video de la ministra había sido grabado el lunes, es decir, dos días antes de que el Tribunal se pronunciase. Mientras muchos padres objetores consideraban la estrategia como «una operación de márketing para ser los primeros en pegar, y por tanto pegar dos veces, aunque fuese con medias verdades, y darle el titular a los periódicos afines al Gobierno presentando como derrotados a los objetores», los principales promotores de la objeción de conciencia preferían la cautela de quien sabe que quien ríe el último ríe mejor. Porque lo que Mercedes Cabrera no dijo es que, con toda probabilidad, el Alto Tribunal va a terminar por dar la razón a quienes se oponen a Educación para la ciudadanía.

Los recovecos de una Nota

Para poner luz sobre la maraña de dimes y diretes que se han venido sucediendo desde el miércoles de la semana pasada, conviene repasar los acontecimientos. Que comienzan, precisamente, con la Nota de Prensa que el Tribunal dio a conocer ese mismo día, en torno a las 14:30 horas. En el texto, que algunos medios filtraron minutos antes, se afirma que, «en los casos presentados -tres sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Asturias y una del TSJ andaluz- no existe el derecho a la objeción de conciencia», así como que «los Decretos examinados, por sí mismos, no alcanzan a lesionar el derecho fundamental de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones».

El objetivo no es la objeción

Dicho de otro modo, y en palabras de Jaime Urcelay, Presidente de Profesionales por la Ética, «el escueto resumen de la sentencia afirma que afecta a los cuatro casos en litigio, y sólo a esos cuatro casos, por lo que podríamos encontrar que, entre los miles de recursos y de sentencias que llegarán al Supremo, el Tribunal sí reconociese el derecho a objetar. Por eso, la sentencia, cuando se conozca, no tendrá efecto sobre ninguna familia objetora, salvo las cuatro implicadas». Urcelay también señala que «queda mucho recorrido porque, en Andalucía, el TSJ ha dictado 37 sentencias a favor de los objetores y el Supremo sólo ha abordado una de ellas. Y en otros lugares, como La Rioja, el TSJ ha dictado 26 sentencias contra EpC que aún no han obtenido respuesta del Alto Tribunal. Además, desde que se conozca la sentencia habrá 20 días para que las familias recurran, bien con una demanda de anulación ante el mismo Supremo, o bien ante el Constitucional. Sobre todo, no olvidemos que el objetivo no es reconocer la objeción, sino que se modifique el contenido de EpC». Y esa pugna, aún puede deparar muchas sorpresas.

Lo que dirá la sentencia

Según fuentes muy próximas al proceso, consultadas por Alfa y Omega, y tal como este semanario anunció en el mes de noviembre, la sentencia incluirá una recomendación al Gobierno para que modifique los contenidos de Educación para la ciudadanía, «porque podrían llegar a colisionar con las convicciones morales y religiosas que los padres quieren para sus hijos». Es decir, que el Alto Tribunal podría instar al Ministerio a cambiar su asignatura para no tener que entrar en una de guerra de guerrillas, que permitiese objetar a los manuales, o a los profesores que impartiesen la materia. Una recomendación factible, si el Supremo recuerda los dos informes elaborados por el Consejo de Estado y por el Consejo Escolar del Estado que, ya en 2006, recomendaban al Gobierno esta posibilidad.

Las mismas fuentes señalan que «la sentencia, que no se conocerá hasta dentro de varias semanas, fue aprobada por 22 de los 29 magistrados del Pleno de la Sala Tercera del Supremo. Pero, dentro de la Sala, había más de siete magistrados que ven necesario modificar EpC, y por eso, aunque siete votaron a favor del derecho a objetar, otros accedieron a no dar vía libre a la objeción, a cambio de que el fallo reconociese la necesidad de cambiar los puntos de la asignatura que exceden la Constitución e introducen elementos que pueden lesionar el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones».

La solución al problema

La solución a tan espinoso asunto está, según don Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia, en manos del Gobierno. «Todo este asunto se resolvería si el Gobierno llamase a los objetores para consensuar los contenidos de la asignatura. Eso es lo que nosotros hemos pedido desde el principio, y sistemáticamente se nos ha negado». También don Ignacio Arsuaga, Presidente de Hazteoir.org, asegura que «la solución puede pasar por hacer la asignatura optativa, y que sólo la elijan los padres que estén de acuerdo con sus contenidos. Eso respetaría la conciencia y los derechos de los padres y abriría la puerta a que el Gobierno no renunciase a su empecinamiento sobre la ideología de género y otras cuestiones». Opción ésta que ha mantenido no sólo Arsuaga, sino la mayoría de obispos españoles que se han pronunciado sobre el asunto.

Esto acaba de empezar

También don Luis Carbonel, Presidente de Concapa, se muestra partidario de buscar el acuerdo: «Es momento de aprovechar la ocasión para hacer una buena asignatura, que hable sobre la Constitución y los valores en los que estamos todos de acuerdo, como la solidaridad, el ecologismo o el valor del esfuerzo, sin intentar adoctrinar. Tenemos que alcanzar un pacto social, político y educativo, porque no tiene sentido que, más tarde o más temprano, cuando el PP gane las elecciones y retire la asignatura (según ha prometido), tengamos alumnos que hayan cursado EpC, otros que no y otros que se queden a medio cursarla. Aunque los medios afines al Gobierno quieran presentar esto como una victoria -El País tituló El Supremo desmonta el boicoteo de la Iglesia y el PP a Ciudadanía-, nada más lejos de la verdad: el movimiento objetor somos padres comprometidos por la libertad, y esto no ha hecho más que empezar».


José Antonio Méndez

Un Congreso contra corriente

Lejos de desarticular al movimiento objetor, el resumen de la sentencia EpC ha renovado las fuerzas de los objetores. Por eso, el próximo 28 de febrero -fecha próxima a la previsible publicación de la sentencia completa-, las plataformas anti-EpC han convocado el II Encuentro Nacional de Objetores de Conciencia, que se celebrará en la sede de la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. Como asegura la Presidenta de CECE, doña Isabel Bazo, que participará en el acto, «los protagonistas de esta batalla por la libertad son los padres y sus hijos. Los niños son los héroes, porque son ellos los que, día a día, no entran en clase y tienen que sufrir los comentarios despectivos, las presiones y las amenazas de muchos profesores y compañeros. Y lo seguirán siendo, porque esto va para largo, y quizá terminemos el curso sin que se sepa nada».

Fuente: http://www.alfayomega.es